OCHO FOTOS QUE RECUERDAN AL
CARMEN.
«Si pudiera contarlo con
palabras, no me sería necesario cargar con una cámara.» Lewis Hine, fotógrafo
estadounidense (1874-1940)
Las imágenes hablan y cuentan a
la persona que las observa lo que es complicado transmitir de forma escrita. Sólo
aquellos que miman la palabra pueden aproximarse con su narración a un estado
cercano, pero nunca igual, a lo vivido en primera persona.
¿Se puede
resumir el Carmen en una foto?, quizás sí, aunque es una tarea complicada. Son
tantos los “cármenes” que se pueden encontrar en todo el periodo de fiestas que
resulta más sencillo intentar explicarlo con una pequeña selección de imágenes,
ocho en concreto, que, al igual que los apellidos vascos de la famosa película,
pueden hablarnos del ADN de nuestra celebración.
En
nuestras fiestas se puede fotografiar el disparo de un volador, de 100, de
1000, de 10.000, pero seleccionar la instantánea que sea representativa
requiere un pequeño trabajo de selección entre todas las imágenes realizadas. Cuando
uno escribe, pinta o fotografía no hace otra cosa que mostrar la versión
personal de quien está realizando alguna de esas acciones. Mi Carmen, mis
fiestas, muestran momentos que he visto y que, gracias a mi fiel cámara, pude
congelar para poder ahora recordarlas.
Son momentos del disparo de un volador en el que un brazo femenino, en este caso el de mi hermana Carmen, lo suelta hacia el cielo para que explote, pero que, a la vez, parece que estuviera acariciando el penacho de fuego que forman las chispas al ascender.
Son momentos del disparo de un volador en el que un brazo femenino, en este caso el de mi hermana Carmen, lo suelta hacia el cielo para que explote, pero que, a la vez, parece que estuviera acariciando el penacho de fuego que forman las chispas al ascender.
También
está recogido en otra fotografía el momento final de la tirada de la mañana. En
él la Virgen del Carmen está situada en un ángulo de la imagen y marca una
diagonal en la composición que se ve compensada por el humo de todos los
voladores que acaban de explotar. En una segunda lectura el cielo azul y el
humo blanco, unido a la cercanía de las explosiones, podrían verse como una
especie de inmenso ramillete de claveles blancos que los cangueses ofrecen a su
querida señora.
Otra instantánea cuenta el telón que forman las estelas de los voladores la noche posterior al pregón de fiestas y que, personalmente, es uno de los momentos que más aprecio de todas las tiradas que se realizan. Su intensidad no deja indiferente a nadie y el momento final es apoteósico. Siempre recuerdo los aplausos espontáneos de la gente inmediatamente tras terminar este disparo.
En
otra de las imágenes se puede ver un contraluz del puente romano de Ambasaguas
presidido esos días por el baldaquino amarillo que se remata por la farola
multicolor que es uno de los símbolos carmelitanos. Tras ellos la tirada
nocturna de la madrugada de la Magdalena (que aunque es nuestra patrona tiene
la mala suerte de celebrarse después del Carmen, llegándose a esa fecha ya con
las fuerzas justas, siendo unos días con menor celebración) en la que las
estelas de los voladores forman diagonales a ambos lados del lugar donde se
para la Virgen el día 16 de julio y la casualidad hizo que el fuego que va
encendiendo las máquinas coincida con la escultura del tirador del prao del
molín, pareciendo que también éste fuera participante en esa tirada nocturna.
También hay fotos de tiradores a mano, pero de noche que la oscuridad ayuda a la hora de componer las imágenes con las colas de fuego que zigzagueantes, diagonales o verticales dibujan el negro cielo. He oído muchas veces que si la Descarga fuera de noche todavía sería mejor. Estoy convencido que como espectáculo mejoraría todavía algo que ya de por sí es muy difícil de igualar. Si como ya ocurrió algún año hubiera que posponerla por culpa de la lluvia sería una idea a estudiar la posibilidad de no pasarla a otro día a la misma hora, sino retrasar unas horas la procesión y el inicio de ese “bolero de Ravel pirotécnico” que los cangueses ofrecen a su Carmela.
Cómo
no podía ser de otra manera era inevitable que hubiera alguna del momento
cumbre, del final de la Descarga. Si hay veces que al ver una fotografía de un
suculento plato lamentamos que no nos pueda llegar su olor en este caso lo que se echa de menos es que no tenga sonido, aunque retumbe en el interior de
nuestras cabezas.
Se fotografía
también lo previo, la plaza del Ayuntamiento completamente llena de gente, sin
un solo hueco que permita una persona más. Conjuntos de cabezas y colores que
esperan, expectantes, que todo comience.
O una
fotografía en donde hay pocas cosas, la mayor parte de la foto vacía, presidida
por el color negro o el verde de la vegetación que contrastan con la tirada que
forman varias “X” superpuestas. Intencionada o no esta forma de tirar la foto
corresponde al momento en el que la peña la Xarana despliegan su buen hacer y
hace un guiño a la primera letra que da nombre a esta simpática peña femenina
que han sido capaces de coger el relevo de la peña masculina “el Refuerzo” y
siguen organizando de manera exitosa la “carrerísima de madreñas” que obliga a
subir con nuestro más genuino calzado por cuestas tan empinadas como nuestra
querida “Arrastraculos”.
¿Qué tienen todas las fotos que
las una?, evidentemente la persona que las hizo, pero también un cierto deseo
de abstracción en la composición (“líneas, líneas, líneas”, que diría uno de
los mejores fotógrafos cangueses, Avelino García Arias), una utilización de la
figura humana como referencia, como elementos que dan escala en la composición,
pero que no son determinantes en lo que se quiere contar, al contrario de lo
que sucede en los retratos, y, en fin, una manera de mirar que no deja de ser
personal y que es, al final, lo que nos diferencia a unos de otros.
Este artículo intenta
complementar lo que Lewis Hine decía, explicar con palabras imágenes tomadas
con una cámara fotográfica, las cuales junto a muchas otras formaron parte de
una exposición que la Federación de Peñas de la Pólvora organizó en el corredor
del Ayuntamiento de Cangas del Narcea y que se pudo contemplar a lo largo del
pasado mes de julio de 2015, a quien aprovecho para agradecer una vez más la
invitación a presentar mis imágenes dentro de la misma en tan singular marco. Sirvan estas líneas
para explicar o contar algo de cada una de las fotografías, pero que sean estas
las que hablen a cada uno que las observa.
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