sábado, 6 de diciembre de 2014

Plana o inclinada, he ahí la cubierta.




Sobre la prohibición de las cubiertas planas en el medio rural asturiano



Quizás a muchos de ustedes les suenen los nombres de tres de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX: Le Corbusier, Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wright

Seguro que también han visto, aunque no identifiquen con sus autores, tres preciosas casas que cada uno de ellos construyeron fuera de la ciudad. Estas tres joyas son, respectivamente: la villa Savoya (1929), situada en las afueras de Paris, la casa Farnsworth (1951), construida en una verde pradera de Illinois, Estados Unidos y la,  probablemente, más fotografiada casa del anterior siglo: la casa Kaufmann (1935) o casa de la cascada, realizada en Bear Run, Pennsylvania, Estados Unidos

Estas tres jovencitas, en el caso de la construcción parisina a punto de cumplir los 90 años, tienen dos características comunes que es conveniente resaltar: primero, su ubicación en una zona rural, donde no hay trazados urbanos a los que responder, si no, más bien, una potente naturaleza que exige diálogo y como segunda particularidad, el tipo de cubierta utilizada, plana en las tres. 
Villa Savoya, París, Francia (1929). Le Corbusier, Arquitecto

Casa Farnsworth, Illinois, Estados Unidos (1951), Mies van der Rohe, Arquitecto



Casa Kaufmann o de la cascada, Bear Run, Pennsylvania, Estados Unidos (1935) Frank LLoyd Wright, Arquitecto




¿Por qué se traen a colación estas tres casas?, ¿qué tienen que ver con nuestro entorno asturiano?, pues simple y llanamente que, con la normativa actual, ninguna de las tres obras maestras de la arquitectura mundial se podrían realizar en nuestro medio rural: estaría prohibida su construcción, ¿por qué?, por tener la cubierta plana.



Este tipo de cubierta está prohibida en nuestro campo y esto es así desde que las Normas Urbanísticas Regionales en el Medio Rural de Asturias (NORMUR), aprobadas en el año 1987, lo legisló en este sentido. Esta Normativa fue fundamental para ordenar donde no había orden, pero trajo consigo una serie de contradicciones que aún hoy están vigentes. Se entendía que la nueva arquitectura debía "adaptarse al diseño tradicional de la arquitectura popular de Asturias", con valores sin duda, pero que no nos podemos conformar con repetir si queremos seguir avanzando al igual que se hace en cualquier otro campo. 

También se decía que "las condiciones de volumen, composición, tratamientos de cubiertas, formas de huecos y espacios arquitectónicos se corresponderán con las características tipológicas de la edificación ambiental del entorno",…, ¡por supuesto!, es notorio lo difícil que es legislar y que cuando se hace se tiene que caer por fuerza en generalizaciones, pero la buena arquitectura siempre se ha caracterizado por entender el sitio y aportar más al lugar donde se enclava y si lo que se tiene al lado es un engendro neorrural tener que buscar como referencia éste no parece el mejor camino.


Vivienda tradicional asturiana. Se puede apreciar la ausencia de casetones en cubierta



 Por otro lado se permitieron buhardillas de hasta 3 metros, algo totalmente ajeno a la forma tradicional de realizar las cubiertas y que pobló toda Asturias de “estéticos casetones” de gran tamaño, tanto en zonas donde eran comunes como en otras donde nunca se habían visto más que pequeñas buhardillas de iluminación que no llegarían ni al metro de medida. La proliferación indiscriminada de casetones es consecuencia directa de la aplicación de las NORMUR y posteriores normativas que siguieron en la misma línea. 

Construcción actual realizada en Asturias. Grandes casetones en cubierta, piedra en fachada de la vivienda de poco espesor simulando muro de mampostería, acabado de madera en el muro testero del espacio bajocubierta similar al de las viviendas alpinas, recercado de huecos con formas irregulares que no se encuentran en las viviendas tradicionales.

Y es que después de ellas se realizaron otras normativas que limitaron más aún la forma de la cubierta, quedando prohibidas ya no sólo las cubiertas planas, sino aquellas que siendo inclinadas tuvieran un solo agua o aquellas que siendo a dos aguas no confluyeran en una lima de coronación (los casetones se limitaron en tamaño pero se han seguido permitiendo). En la actualidad sólo se pueden realizar cubiertas de dos o más aguas, con o sin casetones. La pregunta es: ¿qué trajo consigo todo ello?

Maison Carré, Bazoches-sur-Guyonne, Yvelines,Francia (1960), Alvar Aalto, Arquitecto. Vivienda que no se podría realizar en el medio rural Asturiano al no tener su cubierta dos aguas.


Casa Huarte, Madrid (1967) Jose Antonio Corrales & Ramón Vázquez Molezún, Arquitectos. Vivienda que no se podría construir en el medio rural asturiano. Aunque la cubierta tiene más de un agua, éstas no confluyen en la lima de coronación.



La respuesta no es única, pero se puede condensar en que se ha producido una congelación en el desarrollo de la tipología de la vivienda unifamiliar en el Principado, limitándose a una repetición de modelos existentes, que está llevando a convertir nuestra comunidad en el gran parque temático astur donde no se admiten nuevos modelos, sólo aquellos ya probados en el pasado y que se han adoptado como buenos: la mayor parte de las veces arquitectura de ínfima calidad pero que cumple todas las normativas.




Se olvida en estas decisiones algo importante: la forma de una cubierta es consecuencia directa de solucionar un problema técnico; una cubierta es inclinada porque los materiales que la cubren, generalmente tejas o pizarra (¡zinc o cobre son materiales no permitidos en algunos concejos!), necesitan ese ángulo para que el agua discurra hasta ser expulsada al exterior o recogida en un canalón. Si la pendiente (la inclinación) de la cubierta se hace menor el agua puede acabar colándose por las numerosas piezas que forman el tejado e introduciéndose en el interior. Esto fue así hasta que los materiales evolucionaron y una fina lámina de apenas unos milímetros resolvió el problema que anteriormente exigía varios materiales y espesores mucho mayores. El principio de esta lámina es su impermeabilidad al agua, necesitando unas pendientes mínimas. Esto permitió realizar cubiertas transitables y aprovechar zonas que anteriormente no eran utilizables. Hasta que se desarrollaron los materiales que garantizaron la correcta impermeabilización y duración de una cubierta plana, la cubierta tenía que ser inclinada, a partir de ese momento había opción.


Vivienda con cubierta vegetal en La Pereda, Llanes (2011) Esther Roldán & Victor Longo, Arquitectos. Premio Asturias de Arquitectura 2012. Aprovechando un resquicio de la normativa pudieron resolver la cubierta de esta edificación, que si se hubiera resuelto según la normativa debería tener teja cerámica roja.

Si se tiene claro lo anterior, que es tanto una solución técnica como una opción de diseño, lo que carece de sentido es que se permita en algunas de nuestras ciudades y se prohíba en el campo. Evidentemente, no se pretende defender este modo de cubrición como el único válido, todo lo contrario, hay excepcionales proyectos con cubiertas inclinadas y malísimas obras con cubiertas planas, pero lo que se trata aquí es de una prohibición antinatural. ¿Se imaginan si por ley la fachada de acceso a una vivienda no pudiera ser plana, tuviera que estar formada por dos planos que formaran un ángulo determinado entre ellos? 
  
Artículo publicado en el suplemento cultural La Nueva Quintana del periódico La Nueva España en Enero de 2009.